No le recordaremos por sus récords, sino por su persona. Joe DiMaggio permanecerá como símbolo de excelencia, poder y caballerosidad. (The New York Times)
Guardo una camiseta con el número 5 de los Yankees como oro en paño. Detrás, grabado el nombre del último gran héroe americano. Joseph Paul Di Maggio, (Martínez, California 1914 - Hollywood, California, 1999) , no es, ni por asomo, un deportista de mi generación, pero cambiaría cualquiera de mis bienes por haber presenciado alguno de sus hits en el Yankee Stadium del Bronx, donde compartió equipo con figuras de la talla de Babe Ruth, Lou Gehrig, Yogi Berra, Phil Rizzuto y Mickey Mantle. Répoker de ases.
Hijo de inmigrantes italianos -su padre era un pescador siciliano-, creció en la pobreza en San Francisco y se convirtió en el jugador de béisbol más conocido de la historia. En 1941, el país entero se paralizó cuando consiguió la que es considerada más grande proeza del deporte americano, al lograr batear al menos un hit* durante 56 juegos consecutivos.
DiMaggio (AKA The Yankee Clipper, AKA Jolti'n Joe) representó como nadie algunas de las virtudes de Estados Unidos de América: la excelencia, el cumplimiento del deber (a menudo jugó lesionado), la dignidad fuera del campo y una vida privada celosamente protegida. En 1954 contrajo matrimonio con la diosa americana, Marilyn Monroe, y a pesar de divorciarse de ella a los nueve meses, nunca, ni de palabra ni de obra, ensució su leyenda y su grandeza. Cuentan que se hizo cargo de todos los preparativos de su funeral y que durante años, siguió enviando flores a su tumba cada semana. Siendo un hombre que se casó con la mujer más famosa del mundo, jamás habló de ella. Comprendía el poder del silencio. Tal vez por ello, en 1969, Paul Simon escribiera aquella estrofa incluída en la canción Mrs. Robinson : Where have you gone, Joe DiMaggio? A nation turns its lonely eyes to you . ..
*Hit: Jugada en que el bateador llega a la base después de batear la bola, sin la ayuda de un error defensivo.
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