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Tuesday, January 22, 2008

THOREAU RULES


"Sepan todos por la presente, que yo, Henry Thoreau, no deseo ser considerado miembro de ninguna sociedad legalmente constituida a la cual yo mismo no me haya unido".


Hay dos Thoreaus. El asceta que pasó años aislado en el bosque donde se inspiró para escribir la obra "Walden" y el revolucionario que prefirió ir a la cárcel antes que pagar unos impuestos que consideraba injustos. En "Walden", y sin quererlo, inventó el minimalismo: "Nuestra vida se esfuma en los detalles... Un hombre honrado pocas veces necesita contar más que sus diez dedos, o, en casos extremos, puede añadir los otros diez de los pies . ¡Sencillez, sencillez! Que tus asuntos sean dos o tres y no cien o mil. En medio de este mar picado de la vida civilizada, un hombre tiene que vivir haciendo cálculos si no quiere naufragar e ir al fondo y sin duda ha de ser un gran calculador el que triunfe. ¡Simplifica, simplifica! En lugar de tres comidas por día, no comas más que una si es preciso; cinco platos en lugar de cien; y reduce todas las demás cosas en esa proporción..." Su etapa revolucionaria es, sin embargo, mucho más interesante. Thoreau partía de la base de que la autoridad del gobierno era impura, y que no podía tener derecho absoluto sobre su persona y propiedad sino en cuanto él se lo concediera. De aquí que afirmara que el mejor gobierno es el que no tiene que gobernar en absoluto, y que bajo un gobierno que encarcela injustamente, el verdadero lugar para un hombre justo está en la cárcel. Cuando fue encarcelado por no pagar impuestos, lejos de enojarse, sintió pena al comprobar que la mayor utilidad que de él podía obtener el Estado era encerrarlo, en lugar de beneficiarse de alguna manera con sus servicios. Al igual que Thoreau, yo también desearía retirarme de todas las sociedades a las que nunca me he inscrito, pero tampoco se dónde encontrar la lista completa.

1 comment:

Anonymous said...

"Debemos aprender a volvernos a despertar, y a mantenernos despiertos, no con ayuda mecánica, sino por medio de una infinita espera de la aurora, que no nos abandone en nuestro sueño más profundo. No sé de un hecho que anime más que la incuestionable capacidad del hombre para elevar su vida gracias a un esfuerzo consciente. Es algo poder pintar un cuadro, o esculpir una estatua, y de esa forma hacer bellos unos pocos objetos, pero mucho más glorioso es esculpir y pintar la atmósfera a través de la cual miramos, cosa que podemos realizar moralmente. La más elevada de las artes consiste en alterar la calidad del día. Todo hombre tiene como tarea hacer su vida digna, hasta en sus menores detalles, de la contemplación de su hora más elevada y crítica. (...)
WALDEN Henry D. Thoureau