Rise and fall of Takeru Kobayashi
Nothing lasts forever. Durante seis años consecutivos, los que van de 2001 a 2006, el nombre de Takeru Kobayashi apareció en lo más alto del Nathan's Eating Contest Wall of Fame. Nadie le hacía sombra hasta que un 4 de julio de 2007 llegó Joey Chesnut, un desconocido californiano, y mandó a callar, cargándose de un plumazo uno de los récords más asombrosos de los registrados por la International Federation Eating, al comerse 66 hot dogs en 10 minutos, hazaña únicamente comparable al récord de hits de DiMaggio en 1941. El pasado 4 de julio, Takeru tuvo la oportunidad de redimirse, pero tras un disputado combate que acabó en empate a 59 hot dogs, fue batido nuevamente por Chesnut en una prórroga consistente en devorar 5 perritos en el menor tiempo posible. Y ahí, Joey, cinco años más joven y treinta kilos más pesado que su rival, no dió opcion a la vieja gloria. Renovó su título y con ello enterró a uno de los pocos mitos vivientes de la decadente Coney Island.
A pesar de la derrota y de su origen japonés, Takeru forma parte por derecho propio de la memoria colectiva americana. Solo los elegidos son capaces de comerse 8.03 kg de cerebros de vaca en 15 minutos, 100 bollos de pan chino en 10 minutos, batirse en duelo gastronómico con un oso de Kodiak, y establecer un estratosférico record mundial al zamparse 97 hamburgurguesas en quince minutos. Pero como ya hemos tenido oportunidad de ver, la vida es dura e ingrata, y todo lo que empieza tiene un final. Todos los analistas coinciden en que el Yellow Mustard Belt, el trofeo más preciado por cualquier competitive eater tiene dueño para años. Su nombre es Joey. Nothing lasts forever. Not even you, Takeru. Good Luck...
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