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Wednesday, September 24, 2008

YOU WILL BE MISSED


Cinco únicas líneas no hacían justicia al adiós al escenario deportivo más importante de todos los tiempos . El Yankee Stadium. Construido en 1923 a medida del mejor jugador de baseball de la historia, el gordinflón Babe Ruth, cerró definitivamente sus puertas el pasado domingo en un mediocre partido ante los Orioles de Baltimore, precedido de un emotivo homenaje en el que no faltaron los guiños a la nostalgia. Sobre su hierba se han disputado 30 campeonatos mundiales de boxeo, incluído el combate que supuso la destrucción del orgullo del Tercer Reich, Max Schmeling , a manos de Joe Louis en un solo asalto. Durante un año fue el hogar de los Cosmos de Pelé. Ha acogido misas de tres Papas y un mítin de Nelson Mandela, y han actuado, entre muchos otros , Pink Floyd, U2, Billie Joel y The Rolling Stones.
Pero por encima de todo, ha sido y será para siempre la casa de los Yankees de Nueva York, los Bombarderos del Bronx. Un equipo de leyenda. Fue allí donde el día de su inauguración, Babe Ruth lo estrenó a lo grande, marcándose un home run de tres carreras. Años después, un 4 de julio, Lou Gehrig se proclamó el hombre más afortunado de la Tierra y mucho más tarde se vivió la inolvidable noche de los tres home run de Jackson en el sexto juego de las Series de 1977 . Y ha sido el lugar donde miles de niños han soñado con ser Yogi Berra, Mickey Mantle o Derek Jeter... . Cuentan que cuando los jugadores de los Yankees salen de los vestuarios del estadio pasan junto a los retratos de sus 16 predecesores cuyos números han sido retirados, y que al enfilar el túnel hacia el campo, puede verse un cartel con una cita de Joe DiMaggio: “Doy gracias a Dios por ser un Yankee”. Territorio Sagrado. El nuevo estadio, un palacio de 1.300 millones de dólares construido al otro lado de la calle 161, a pesar de su lujos y comodidades no podrá reemplazarlo. Ni de coña. Pero aunque ochenta y cinco años dan para mucho, los millones de pequeñas y particulares historias anónimas que guarda para sí el Old Yankee Stadium , queramos o no, desaparecerán con el tiempo -like tears in the rain-. Por eso, la próxima vez que vea una estrella fugaz voy a pedir que no lo derriben.

1 comment:

Míriam said...

"...like tears in the rain." Y lo que me queda!